No existen ni dos madres ni dos vivencias iguales, pero hay algunos sentimientos que pueden darse en la mayoría de las mamás durante los dos primeros años de crianza, sobre todo.
Aunque quizá eres la mujer más positiva de la faz de la tierra.
O Seguramente deseabas ser madre con todo tu ser.
A lo mejor te has pasado el embarazo imaginando idílicamente como seria tu bebé, cómo serías tú como madre y como iba a ser tu vida con un recién nacido en casa.
Lo más probable es que durante 9 meses mínimo hayas construido un futuro ideal que a menudo difiere de la realidad.
Seamos honestas, ni todo es tan idílico ni todo es tan caótico.
Muchas mamás se sienten reflejadas, quizá es tu caso, en que tan pronto las invade una profunda tristeza como que se sienten la mujer más dichosa del mundo. Lloran con facilidad, sin previo aviso y como si no hubiera un mañana. Están feliz como una perdiz y agobiadas hasta el infinito y más allá. Si es tu caso, Bienvenida a la montaña rusa emocional del postparto 🙂
Otra de las sensaciones estrella durante esta etapa es la de no llegar a todo. El bebé necesita de muchos cuidados y le dedicamos casi todo nuestro tiempo a alimentarlo, cambiarlo, lavarlo, hacerle mimitos… 🙂 ¡Es maravilloso! El malestar llega cuando tengo pendiente hacer la comida, poner una lavadora, hacer la compra, poder ducharme, ir al lavabo sin parecer que hago una carrera, etc.
Es decir que tengo demasiadas cosas a la vez que atender y es cuando la angustia y la sensación de ‘No puedo’ se hacen presentes.
Otra vivencia Top de esta etapa vital es la sensación física, emocional y psicológica irrefrenable de proteger a mi bebé. Lo que popularmente se escucha como ‘sacar la mamá leona que llevamos dentro’.
Esto responde a pura supervivencia pues el bebé no sobreviviría sin nuestras atenciones y es necesario que sintamos esa necesidad irrefrenable de protegerlo ante todo y todos. La dificultad llega cuando ese instinto primario nos aflora con familiares, principalmente.
Y ahora vamos a ver, ¿Qué puedes hacer para sentirte mejor? Durante esta etapa y si te aparecen algunas de estas vivencias u otras parecidas.
- Llora todo lo que necesites y más.
Estás en tu derecho lícito de poder expresar tus emociones como necesites. Cuánto más sueltes lo que sientes y lo dejes ir antes te sentirás mejor.
- Delega tareas domésticas.
Quien quiera venir a visitaros será más que bienvenido con un trapo en una mano y un tupperware con comida en la otra. Y con la predisposición de coger al bebé en brazos un rato, si así se lo pedimos, para poder ducharnos medianamente con tranquilidad. Esa es la real ayuda que necesita una mamá en el postparto.
- Duerme, descansa cuando puedas.
Y esto no vale sólo para la cuarentena. Los días son cortos y las noches eternas. Descansa y duerme todo lo que puedas y más. Tu bienestar mental se verá fortalecido. De lo contrario nos encontraremos con menos paciencia y más pensamientos pesimistas y preocupaciones.
- Aliméntate bien.
Nuestro combustible es lo que comemos intenta que sea de buena calidad al menos. Así podrás disfrutar de mayor energía y vitalidad.
- Busca una tribu física y/o virtual.
Como la Del Grupo Online de Soporte al Postparto y la Crianza. Para poder hablar y compartir con otras mamás y poder recibir asesoramiento profesional en todos aquellos aspectos que necesites.
Es liberador encontrar un lugar donde te escuchan, comprenden y además donde poder crecer y seguir avanzando.
Hay otra manera de vivir la maternidad más consciente y feliz. Date permiso para vivirla.
- Date permiso y respétate.
Permite sentirte así. Permite pasar por esta etapa. No tengas prisa. Vive cada momento, cada experiencia es un aprendizaje de incalculable valor. ¡Aprovéchalo!
La maternidad nos conecta con nuestra esencia. ¡Escúchala! Y después camina hacia donde sientas tú y no hacia dónde te han dirigido otros antes.
Las madres solemos comentar con pesar la falta de tribu en este momento vital, lo solas que estamos criando a nuestros hijos en casa.
A menudo digo esto porque es vital entender que lo que realmente nos hace sentir solas, tristes o sobrepasadas es la incomprensión del entorno por lo que estamos viviendo. Más que la vivencia, o lo que pasa en sí.
Muchas veces ni nosotras mismas sabemos expresar con la exactitud que se merece lo que estamos sintiendo y algunas otras cuando por fin lo conseguimos el entorno no es capaz de conectar con nuestro sentir, sencillamente porque se encuentran jugando en otra liga distinta.
Por eso es tan liberador poder contar con un grupo, aunque sea pequeño, de madres donde entre nosotras nos podemos entender sin palabras.
Un grupo donde juntas poder crecer libremente, cada una a su manera.
Un lugar de mujeres y madres para vivir una maternidad plena y consciente.
¿Te vienes?
Te estamos esperando 🙂