Muchas mamás y papás se preguntan por qué el bebé prefiere estar en brazos en vez de tranquilamente en su cuna, por ejemplo.
Los opinólogos no ayudan con sus consejos que aunque bien intencionados muchas veces responden a ‘leyendas populares’ y no a conocimientos sobre las necesidades infantiles. Podemos verlo cuando siembran la duda, por ejemplo, de si ese bebé demandante de brazos no les estará tomando el pelo a esos papás primerizos.
Un estudio publicado en la revista, Current Biology, ha demostrado que el hecho de coger en brazos al bebé no es solo una cuestión afectiva sino que hay una explicación científica. Los investigadores descubrieron que cuando la madre cogía al bebé en brazos la actividad del sistema nervioso y motor, así como la frecuencia cardíaca disminuía y por lo tanto, el bebé se tranquilizaba.
¡Resulta que la naturaleza sí es sabia! A ver si es que al final lo que pasa es que he de hacer caso a lo que siento y no a lo que oigo…
Los investigadores también responden a otra duda frecuente de los padres: ¿por qué de pie se calma y si me siento se inquieta y llora?
En el estudio observaron que cuando la madre se sentaba con el niño en brazos, su ritmo cardíaco se aceleraba, lloraba y no paraba de moverse. En cuanto se levantaba y paseaba, sus constantes descendían inmediatamente y el bebé se mostraba más tranquilo. Sin embargo, al sentarse de nuevo, el recién nacido volvía a quejarse.
De este estudio se concluye el hecho de que los bebés reclaman los brazos de su madre y prefieran el movimiento no es una manipulación ni que el bebé se acostumbre a ello sino que es una necesidad fisiológica ‘un mecanismo de defensa’ propio de los mamíferos.
¡Otra vez la naturaleza en plena acción! 😉
Los investigadores también apuntan que coger en brazos al bebé podría ayudar a prevenir el síndrome del bebé zarandeado (que puede provocar traumatismos varios, ataques epilépticos, trastornos del habla, problemas del desarrollo neurológico, entre otros). Esto ocurre cuando el bebé llora de manera inconsolable y los padres que ya no saben qué hacer se frustran y zarandean al niño pensando que no le van a hacer daño.
La explicación científica de esta respuesta infantil guía a los padres a entender su lloro, no como un intento de manipulación, sino como una necesidad fisiológica, que está reclamando brazos y que es importante cubrir. Resulta beneficioso tanto para la madre como para el bebé.
Mamá, la próxima vez que dudes entre lo que te grita tu corazón, instinto, vísceras, interior, alma o como quieras llamarlo y lo que escuchan tus oídos de fuera, por favor, escógete a ti.
Tu eres la mamá de ese precioso bebé y sólo vosotros dos estáis conectados tan íntima y profundamente como para conocer qué necesita.
Quizá al principio estas perdida. No te inquietes. Date tiempo para conoceros y todo fluirá.
Fuente: El Mundo
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