Es fundamental que conozcas los detonantes que te hacen perder la paciencia para poder prevenir la situación y estar preparada con un buen plan de acción para que no llegue a suceder
Tener paciencia nos cuesta, y cuando nos convertimos en mamás nos parece que aún más. Y es que cuando la perdemos no solo nos sentimos mal nosotras, sino que nuestro entorno lo sufre también.
¿A quién le gusta estar constantemente enfadada, quejándose y de mal humor?
A mí no, y seguramente que a ti y a nuestras familias tampoco… Como muy bien dijo el gran Mahatma Gandhi…
Perder la paciencia es perder la batalla
¡Por suerte tengo buenas noticias! Y es que la podemos entrenar y mejorar para aumentar nuestras reservas frente a cualquier situación que amenace con desbordarnos. Para ello lo primero que debemos de hacer es identificar las situaciones que encienden la mecha de nuestra paciencia para gestionarlas adecuadamente y transformarlas.
Las 3 razones principales por las cuales perdemos la paciencia son las siguientes:
- Intensidad elevada emocional de nuestros hijos, situación en la cual no sabemos ver el motivo que ha desencadenado esta respuesta.
- Tenemos un exceso de responsabilidades que no gestionamos bien.
- Nuestras expectativas sobre los hijos son inadecuadas.
Profundiza y encuentra soluciones para cada razón en el siguiente vídeo:
¿Te has identificado con alguna de ellas? ¿Cuáles añadirías en tu caso?
Prioriza tu felicidad y la de tu familia,